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Actualidad

11 Mayo

2020

La nueva participación

La nueva participación

La participación ciudadana no se detiene y menos en estos momentos.
Es cierto que hay que adaptar algunas formas de participación, al menos durante un tiempo. La potenciación de las herramientas digitales nos deben permitir que la ciudadanía siga teniendo un espacio y un papel activo en la gestión política. Y por este motivo, tenemos que mejorarlas y hacerlas accesibles. No es que ahora sea un buen momento, sino que ahora es el momento.

Porque no podemos dar la espalda a la oportunidad que supone poder reflexionar, debatir y construir el futuro inmediato y no tan inmediato, que nos espera conjuntamente.

Y lo estamos haciendo, por ejemplo, a través de procesos de presupuestos participativos que abren la participación más allá de las inversiones, teniendo en cuenta que las necesidades que comportará la crisis del coronavirus hará modificar las prioridades que teníamos hasta ahora como persona y como a sociedad. Abrir estos procesos puede significar ampliarlos a partidas como la de Gastos corrientes en bienes y servicios o la de Transferencias corrientes.

La administración pública deberá ser el salvavidas de muchos hogares y empresas, pero no podemos caer en errores del pasado. No nos conviene como sociedad volver a ver a la administración pública como la responsable de todas las soluciones, como el padre o la madre de todas y todos. En somos todos corresponsables y, desde Ceres, podemos aportar nuestra visión.
Y no sólo nos tenemos que quedar con la participación de la ciudadanía, es necesario que el ampliamos hacia aquellos sectores económicos que pueden verse más afectados por la situación provocada por la pandemia. Son la pieza clave para encarar un camino hacia la recuperación, tanto por su conocimiento y experiencia propia, como por la necesaria implicación que deben tener en la misma. Para que una estrategia no será eficaz si no es compartida. Para que el sector de la restauración, por ejemplo, es quien mejor conoce sus capacidades y necesidades y debe poder compartirlas y contrastarlas, debe poder discutir con una administración pública las actuaciones a realizar, sabiendo que le pasa en el restaurante al lado, que le pasa también a la administración pública, teniendo la capacidad de aportar ideas, de transformar las de otros y colaborar.
¿Qué sector económico de nuestro pueblo, ciudad, comarca ..., puede pensar actualmente que se podrá salir solo? ¿Por qué, pues, una administración pública puede tener este mismo pensamiento? El camino debe ser compartido y hacerse mediante un debate que, a través de una dinamización experta, permita marcar y alcanzar objetivos comunes.
Y esto nos llevaría seguramente a teorizar sobre la adecuación del concepto de participación ciudadana, abriendo la reflexión hacia otros conceptos, aunque poco arraigados, como la cogeneración, la construcción colectiva ... Pero, esta discusión formaría parte de un otro artículo y, incluso, de otro momento que no es el de ahora

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