2020
La crisis sanitaria todavía no ha acabado, pero ya podemos observar una clara bajada; la crisis social apareció no mucho después, pero todavía no se ha manifestado en su plenitud; la crisis económica ha sido la última, pero muy posiblemente todavía no somos capaces de divisar sus dimensiones.
Apenas hace unos días, el 21 de mayo, se presentaron los resultados del Informe de Coyuntura Económica del Camp de Tarragona y de las Tierras del Ebro y los datos que abocan tienen que provocar si o si intranquilidad en los municipios y a sus Alcaldes y Alcaldesas. Las más destacadas:
Caen un -4,08% interanual las afiliaciones a la Seguridad Social, con 51.528 trabajadores/se (22,83%) acogidos en ERTO.
La contratación temporal madriguera en marzo un -4,57% y un -15,77% para la temporal, provocando un aumento del 6,18% del paro tarraconense interanual.
Cae el IPC un -0,3% en marzo en variación interanual. Los alimentos es el grupo de precios que aumenta más (2,4%).
La dimensión del municipio condiciona los recursos pero no la respuesta. Un ayuntamiento puede disponer de recursos muy limitados, pero la gestión de la crisis social y económica que nos viene encima, incluye la toma de decisiones de aspectos organizativos y de gestión que no se pueden eludir.
Se tiene que estar preparados y no dejar la gestión de la crisis para cuando estemos mejor, pues esto nos llevará a una carencia de toma de decisiones que echaremos de menos después.
Es cierto que los ayuntamientos tienen que responder según sus capacidades humanas y de recursos, pero la crisis no entiende de dimensiones, sus efectos los estamos encontrando por todas partes.
Otra cosa no se entendería en una época como la que estamos, donde, como dice un comunicador, que hoy en día está mucho en las redes, Genis Roca:
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